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miércoles, 1 de mayo de 2013

Caña, pajaritos, poteras, amanecer y ocaso, la pesca del calamar


Por tradición el calamar siempre se ha pescado a mano. Pero la aparición de nuevos materiales, como las líneas de “Dyneema”, la fibra de carbono o las punteras de “barba de ballena”, han convertido a la caña, en un excelente instrumento para esta pesca. Algunas de sus prestaciones superan a las de la pesca a mano. A continuación vamos a referirnos a ella.
Las características de una caña de pesca del calamar, son las siguientes:
a) Longitud entorno a los 2 m.: Esta longitud, permite mover la potera con libertad y embarcar cómodamente dos calamares, si se hace un “doblete”.
b) Composición en fibra de carbono: la fibra de carbono, es ligera, y muy rígida por lo que transmite muy bien la picada.
c) Puntera ultrasensible: la misma que se utiliza para la pesca al volantín.
La línea trenzadaLas líneas trenzadas o de “Dyneema”, representan una revolución en la pesca. Tienen una gran resistencia, lo que permite utilizar diámetros muy finos que ofrecen muy poca resistencia al agua. Estas Líneas de diámetros ínfimos, se almacenan en el carrete sin riesgo de líos o enredos, diferenciándose en este aspecto de la pesca a mano. Su principal virtud, es que carecen de elasticidad. Esto hace que transmitan muy bien la picada. Los diámetros adecuados van del 0,10 al 0,15mm. Con unos de 10kg. de resistencia.
Puesto que estas líneas no son transparentes, al final se colocan 4 brazas (unos 6-7 metros) de nylon o fluorocarbono del 0,24-0,26 mm. En la punta del aparejo va atada la potera, y un metro mas arriba, con una brazoleta de 10 cm, el “pajarito”.
El carreteEn el equipo de pesca del calamar, el carrete es el elemento con menor peso específico. Sirve uno ligero de tamaño medio.
Texto y fotografía: Toni Alavedra

Pajaritos y Poteras

A los calamares les gusta atrapar a los “pajaritos” cuando están quietos Las clásicas poteras de plomo, se colocan en la parte inferior del aparejo. Sirven de señuelo y lastre al mismo tiempo. Su peso es mayor o menor, en función de algunos factores como la profundidad, la corriente o la talla de los calamares. El color básico es el blanco. Suelen estar forradas de hilo, para tener un tacto más agradable.

Respecto a los pajaritos, recuerdo anecdóticamente que en una inmersión nocturna, ví una gran cantidad de pececillos durmiendo entre dos aguas. Estaban completamente inmóviles y en posición horizontal. Por este motivo a los calamares les gusta atrapar a los “pajaritos” cuando están quietos y en esta posición. Los pajaritos de calidad, vienen perfectamente equilibrados y se sostienen horizontalmente. Los económicos en cambio, no lo están, con lo cual pierden eficacia.
Existen distintos tamaños: La talla 6-7 cm. o“SS”, es para los calamares pequeños de principios de temporada. La de 7-8 cm. o “S” para la mayoría.

En cuanto a los colores; los vivos son tremendamente efectivos. Por ejemplo: el “fúxia” y el naranja, o el amarillo cuando hay muy poca luz. Para pescar de día (o con bastante luz), van muy bien los de vientre rosado (ver fotog.). Los de vientre fosforescente son imprescindibles para pescar al anochecer.


Amanecer y Ocaso

A la puesta de sol comienza la pesca.
La pesca del calamar se lleva a cabo durante espacio de tiempo que dura la amanecida o el ocaso. Si bien en invierno también se captura ocasionalmente durante el día. En algunas zonas concretas, su pesca se realiza excepcionalmente de día.
Para aprovechar este corto periodo de tiempo conviene actuar ordenadamente.





Técnica

Llegados a la zona de pesca, la embarcación se deja a la deriva. Lo primero, es tomar la medida del fondo. Dejamos la potera a 1m. de este. A continuación, pasamos la línea por el “clip” de la bobina del carrete (ver fotog.), y quedara memorizada la posición. Si el fondo es de roca o algas, la potera podría engancharse en el momento de tocar fondo. Para evitarlo, damos la vuelta a la esta y la liamos con la línea, conseguiremos que baje cabeza abajo, evitando el enganche. Después de tomar la medida, le devolveremos la posición inicial. Si el fondo es muy irregular, existe la posibilidad de sustituir la potera por un plomo, simplificando de esta manera, la acción de pesca.
La picada se espera con la potera y el “pajarito” estáticos. Solamente moveremos para clavar o para cambiar de posición del aparejo. Si hay oleaje intentaremos contrarrestar el vaivén con la punta de la caña para que los señuelos estén lo mas quietos posible.
La picada del calamar, es muy suave (aunque a veces sea violenta). Frecuentemente es levemente perceptible. Por lo cual ante la mas discreta insinuación, debe procederse a “clavar” con un “tirón”. En algunas ocasiones, se produce una distensión de la línea, debido a que la picada ha sido desde abajo hacia arriba. Entonces, hay que recuperar para tensar la línea y clavar.
Es normal que entre dos pescadores, uno con experiencia, y otro inexperto, el primero saque calamares, mientras que el segundo ni siquiera note las picadas. El tiempo y la práctica, son indispensables para coger sensibilidad en esta pesca. Y siempre; ante la duda: “dar el tirón”.
La recogida para cobrar la pieza, es continua. Una distensión en la línea, implicaría la perdida del ejemplar. Cuando estamos seguros que hemos clavado eficazmente, no es necesario dar salabre. Pero si llegamos tarde, y el calamar se ha clavado solo, lo mejor será hacerlo para evitar disgustos.
Los calamares no siempre se alimentan a ras de suelo, sino que también lo hacen a medias aguas. De vez en cuando, será interesante probar allí.

Fotos

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