Por desgracia para
nuestro bolsillo, el casting es una modalidad de pesca bastante exigente en
cuanto al material necesario para practicarla. Para pescar a corcheo o a fondo
nos las podremos arreglar, más o menos bien, con material barato, pero para ir
a la playa “como dios manda” no nos queda más remedio que rascar cartera o la
tarjeta de crédito.
Sin embargo, si
echamos un vistazo a los equipos que se ven normalmente por ahí, nos daremos
cuenta de un curioso detalle: la mayoría de los surf-casters suelen tener unas más que aceptables cañas, incluso
excelentes en muchos casos, pero sus carretes no van parejos con ellas, y es
muy frecuente ver buenas cañas con carretes de fondo de la peor calidad-
incluso carretes de rio, más adecuados para cucharilla de salmón que para
casting-.
La explicación que
habitualmente se da es que el carrete no es más que un mero contenedor de hilo
y que lo verdaderamente relevante es la caña que, en definitiva, es la
encargada de poner el aparejo a respetable distancia. A fin de cuentas, añaden,
cualquier carrete de precio mediano es suficientemente bueno para vérselas con
los peces que habitan en nuestras costas. No merece la pena gastar mucho dinero
en un carísimo carrete de casting; si hay que hacer un desembolso económico se
hace por la caña de nuestros sueños, pues el carrete es más bien secundario.
Craso error.