Por desgracia para
nuestro bolsillo, el casting es una modalidad de pesca bastante exigente en
cuanto al material necesario para practicarla. Para pescar a corcheo o a fondo
nos las podremos arreglar, más o menos bien, con material barato, pero para ir
a la playa “como dios manda” no nos queda más remedio que rascar cartera o la
tarjeta de crédito.
Sin embargo, si
echamos un vistazo a los equipos que se ven normalmente por ahí, nos daremos
cuenta de un curioso detalle: la mayoría de los surf-casters suelen tener unas más que aceptables cañas, incluso
excelentes en muchos casos, pero sus carretes no van parejos con ellas, y es
muy frecuente ver buenas cañas con carretes de fondo de la peor calidad-
incluso carretes de rio, más adecuados para cucharilla de salmón que para
casting-.
La explicación que
habitualmente se da es que el carrete no es más que un mero contenedor de hilo
y que lo verdaderamente relevante es la caña que, en definitiva, es la
encargada de poner el aparejo a respetable distancia. A fin de cuentas, añaden,
cualquier carrete de precio mediano es suficientemente bueno para vérselas con
los peces que habitan en nuestras costas. No merece la pena gastar mucho dinero
en un carísimo carrete de casting; si hay que hacer un desembolso económico se
hace por la caña de nuestros sueños, pues el carrete es más bien secundario.
Craso error.
En el mundo del
casting, caña y carrete forman un conjunto indisoluble, y si bien es cierto que
la caña es una pieza indispensable, no lo es menos el carrete también una pieza
fundamental del equipo.
Por ello no es de extrañar
que si ni en todo el mundo sabe cómo debe de ser la caña de casting deseada, la
situación está menos clara cuando hablamos del carrete. Porque… ¿Cómo debe ser
el carrete destinado exclusivamente a esta modalidad? Bien, vamos a acercarnos
hasta nuestra tienda de pesca favorita. Veamos que tienen.
La primera impresión
Puede sonar a Perogrullo, pero lo primero que miro en un
carrete de casting es…que me guste. Como no me entre por los ojos en una
especie de amor a primera vista, mal empezamos. Reconozco, eso sí, que esto no
deja de ser una soberana tontería, pero ¿que le vamos a hacer? Manías y
jorobas…
Pick-up
Después del primer vistazo hay una cosa que siempre miro, y
esto para mi es “la prueba del algodón”. Si el carrete falla en esto, ya no
miro mas. Hablo del Pick-up o cesto-recoge-hilos.
Porque hay un buen numero de carretes realmente hermosos que
tienen este problema: asentáis los pies en la arena, cargáis fuertemente la
caña, lanzáis, sale el plomo disparado a varios kilómetros por hora y… ¡Zas! El
pick-up se cierra de golpe. Resultado: con un poco de buena suerte todo se
quedara en la perdida de un plomo y un aparejo, amén de casi dar por concluida
la sesión de pesca, porque cada vez que lancéis de nuevo lo haréis con miedo de
que vuelva a suceder lo mismo. Si la suerte no es tan buena, entonces tendréis
ocasión de ejercitar los músculos de la cintura cuando veáis venir el plomo
hacia vosotros. Puedo asegurar que por propia experiencia que la sensación de
agacharse rápidamente y oír como el plomo pasa silbando por encima de la cabeza
es algo inenarrante. Palabra.
Para evitar comprar un carrete al que le pase esto, basta
con hacer la siguiente prueba en la tienda: se coge el carrete fuertemente de
la pata, se abre el pick-up y lo sacudimos con fuerza de un golpe seco de
arriba abajo. Si vemos que se cierra, lo mejor que podemos hacer es buscar otro
modelo. Cuidado al hacer la prueba, no ya por que se nos caiga de la mano, sino
porque la bobina puede estar floja y no sería raro que saliese despedida.
Velocidad de recogida
Lo siguiente que habría que mirar es la velocidad con que
recoge el hilo. Y esto tiene su “miga”, amén
de ser un tema que muchos pescadores no acaban de ver claro.
Como sabéis, hay carretes lentos y carretes rápidos. En
general –solo en general- los carretes potentes suelen ser rápidos y los
carretes veloces, en cambio, no son demasiado fuertes. No hay nada raro en
esto, es una simple cuestión de mecánica y engranajes. Como todo el mundo sabe,
un coche que va en primera tiene mucha fuerza pero no corre mucho, y en quinta
es veloz pero no podría arrancar en esa marcha si está parado por que le falta
fuerza. Los engranajes del motor de un coche son, salvando las distancias, idénticos
a los de un carrete. Buscar un carrete que sea potente y veloz no es fácil. Hay
algún modelo, pero mejor no hablar de precios. Ahora bien, ¿Qué necesitamos
para casting? ¿Carrete rápido y más débil, o lento y más potente?
Hay carretes de todas las clases y para todos los gustos,
pero nosotros solemos pescar en el Cantábrico y esto ya nos da la primera
pista. Porque si pescásemos por ejemplo, las costas de Mauritania, el actual paraíso
mundial del surf-casting, está claro que el carrete debería ser muy, pero que
muy potente, a fin de vérselas con piezas de respetable tamaño. Pero, para
nuestra desgracia, ese no es el tema.
Lo más normal es que nuestras piezas, en el mejor de los
casos, no superen los 7 kilos y, además, las buscaremos con lanzados que no excederían
casi nunca los 100 metros, digan lo que digan los que aseguran pasar de los 150
metros cuando menos.
Todo eso nos lleva a una conclusión: los carretes para
nuestras playas deben ser rápidos, aun que eso conlleve sacrificar un poco su
potencia, con lo que no sería aconsejable llevarlo también para pescar en
acantilados.
Además, todavía otros dos motivos para preferir la velocidad
a la potencia:
1)
Si es rápido evitaremos que nos crezca la barba
mientras recogemos el aparejo; y seguro que a lo largo de la noche recogeremos
y lanzaremos muchas veces.
2)
No olvidemos que pescaremos a ras de agua, no a
20 metros de altura. Un carrete rápido permite despegar el plomo del fondo con
toda rapidez, mientras que uno más lento hará que perdamos más aparejos. Que ya
sabemos que el plomo tiende a subir más cuanto mayor sea la velocidad con que
lo traigamos. Cosa que no carece de importancia si el fondo en el que pescamos está
lleno de rocas.
Pero ahora viene la madre del cordero: ¿Qué entendemos por
velocidad de recogida en un carrete? Porque si le preguntamos a nuestro
vendedor de toda la vida si el carrete que nos está enseñando es rápido,
probablemente nos dirá algo parecido a esto: “es muy rápido, de 4’6 por giro de
manivela”. Y, podéis creerlo, no nos habrá dicho nada.
Y no nos habrá dicho nada porque un carrete que da 6 vueltas
puede ser mucho más lento que uno que de solo cuatro. Es fácil de ver. No hay
que tener en cuenta solo el ratio, es decir, ese raro numero que pone en la
caja del tipo de “1:4,3” y que simplemente quiere decir que por una vuelta de
manivela, el carrete dará 4,3 vueltas de pick-up, sino que hay que ver algo
mucho más importante: el diámetro de la bobina. Imaginad un carrete con una
bobina pequeña y con un ratio de 1:5,8. Rápido, ¿verdad? Pues bien, imaginad
ahora que vuestro compañero tiene uno con una bobina tan grande… como la rueda
de un carro. Si, es una exageración, pero valga como ejemplo. Ese carrete de
vuestro compañero tan “solo” tiene un ratio de 1:1, con lo cual será “lentísimo”,
según vuestro vendedor, ya que por cada vuelta de manivela, recogerá solo una
vuelta de pick-up. Pero decíamos que su bobina era tan grande como la rueda de
un carro, con lo que recogerá mucho mas hilo que el vuestro.
No hace falta poner ejemplos exagerados, todos conocemos ese
micro-carrete de trucha para lanzado ultraligero. Suelen ser rapidísimos, según
su ratio, pero en la realidad a penas si servirán para mover una cucharilla
decentemente en donde haya aguas un tanto batidas, ya que suelen tener una
bobina tan pequeña que, por muchas vueltas que de su pick-up, su velocidad real
de recogida es más bien pobre. Y eso sin contar con los problemas de torsión del
hilo que causa tan minúscula bobina; pero este es un tema para otro artículo.
La única pista segura para ver la velocidad de un carrete es
buscar en el folleto los centímetros que recoge por vuelta de manivela. Y no
vamos a entrar en exquisiteces tales como que también influye la longitud de la
pata de la manivela (lo que es cierto), ya que la cosa podría recogiese menos
de 90 centímetros a 1 metro por vuelta de manivela.
Diámetro de bobina
Mencionamos antes que es otro punto que tampoco hay que
dejar de lado. La cosa es simple. Una carrete con una bobina de diámetro generoso
lanzara mucho mejor, ya que las espiras del hilo saldrán con mayor soltura. Y
por si esa ventaja fuera poco, otra no menos importante es que a mayor diámetro,
menos torsión del hilo, con lo que evitareis el conocido efecto de “rabo de
cerdo”, gracias al cual el hilo se parecerá mas a un muelle que a una línea de
pescar, ya que saldrá todo retorcido en espirales, más o menos apretadas y más
pequeñas –peores por tanto cuando más pequeño sea el diámetro de la bobina en cuestión-.
Rigidez del armazón
Quienes me conocen personalmente saben que en numerosas
ocasiones les hablo sobre un conocido modelo de carrete, fabricado por una no
menos conocida casa, de la cual reniego.
Y es que pese a ser un carrete que se vendió –y se vende-
como churros, me dio un curioso problema. Cuando traigo algo de peso, pez o
algas, la cabeza del carrete baila como para todos los lados, como si su pata
fuese de chicle. No, jamás “me rompió” por eso, pero la impresión general era
realmente malo. La verdad es que se dé muchos pescadores que tienen estos
carretes y están encantados con ellos, pero, desde luego, no eran “mis”
carretes en absoluto. Acabe vendiéndolos, una vez más entra aquí en juego el
factor gusto personal, pero jamás compraría un carrete cuya estructura no fuese
los suficientemente rígida. Para mis gustos, donde estén los modelos fabricados
en aluminio o materiales similares, que se quieten los carretes de carbono, grafito
o plástico o como quiera que se llame el material del que estén hechos.
Potencia del freno
Otro punto de gran interés es el freno. No será usual, por
desgracia, tener que echar mano del freno, pero si llega el caso (y llegara
tarde o temprano… Que a veces la suerte nos sonríe) hay que contar con un freno
potente, capaz de soltar hilo con suavidad, pero también de parar al pez en
seco cuando llegue el momento de orillarlo. Bastara, en la tienda, con apretar
la tuerca a topo y tratar de girar la bobina con la mano. Este debería quedar
completamente bloqueado o, al menos, debería resultar realmente difícil moverla.
Si se sigue moviendo con más o menos facilidad os aconsejo que, simplemente, busquéis
otro carrete. Seguramente os dirán que ningún pez es tan fuerte como para
moverlo, y quizás sea cierto, pero…
Manivela
Un buen carrete de casting debe tener un pomo de manivela de
dimensiones generosas. Sera mucho más fácil vérselas con una buena pieza,así
como recoger una y otra vez,después de cada lanzado. A menudo se ven por ahí carretes
con manivelas minúsculas. No quita que sea un detalle sin mayor trascendencia, pero
será causa de molestias, sin duda alguna. Que un pomo de manivela pequeño unido
a unas manos llenas de sangre, grasa de sardina y porquerías varias no hacen
buenas migas. Y ya que compramos una maquina que debe servirnos unos cuantos
años, al menos que sea una maquina bien hecha.
Otros detalles
Todo lo visto anteriormente hará que nuestra compra vaya por
buen camino. Pero hay otros puntos que también tienen su importancia y que no deberíamos
de pasar por alto. Por ejemplo:
·
Siempre será preferible un modelo que ofrezca 3
o 4 años de garantía que el que solo ofrece 2.
·
También será deseable elegir el modelo de una
marca conocida. Cierto que últimamente están apareciendo un montón de casas de
esas de las que el vendedor os dirá que “están muy bien de precio”, pero dudo
mucho que el resultado sea tan bueno. Una marca prestigiosa puede ser un poco más
cara, pero creo honradamente que merece la pena hacer el desembolso.
·
Ideal sería igualmente que trajese 2 o 3 bobinas
de repuesto o, al menos, que fuese fácil conseguirlas, aunque para ello hubiese
que pagarlas a parte, si bien feliz será el pescador que con una solo bobina
cubra todas las necesidades.
·
Y por ultimo creo que un modelo que lleva ya un
tiempo en el mercado será superior a uno recién salido, del cual aun no sabemos
cómo resultara realmente.
By Daniel Alburquerque Frade
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